viernes, 18 de junio de 2010

Se fuerte


Ella corre descalza por casa, corre a su encuentro, corre a sus brazos. Hace siglos que no lo ve. En realidad solo semanas, pero parece una eternidad.
Abraza a su hermano estrepitosamente, y él la levanta del suelo, aun abrazándola. Ella toca su cabeza, se ha quedado sin pelo ¿Por qué? se pregunta la pequeña.
La madre de ambos, de rostro cansado y de ojos llorosos les dice que pasen dentro de la casa.
Ella, en la inocencia de su infancia le pregunta a su padre, de semblante pálido, que le ocurre a su hermano y él se limita a responder:
- Algo que lo consume por dentro.
La niña, sin saber a lo que se refiere, va ha junto a su madre a que se lo explique, y esta, sin mayor explicación para la niña, la abraza y comienza a llorar, desconsoladamente.
La niña no entiende el drama familiar, la niña, ni siquiera sabe lo que es un drama. Y después de una mayor confusión, va hacia su hermano, y le pregunta qué ocurre, por qué no es nada como ella recuerda, aun que, dice, pocos recuerdos tiene que sean distintos.
- Nadie sabe lo que me pasa, y puede que el día menos pensado no este aquí contigo, pero tú tienes que ser fuerte.
- ¿Y por qué no vas a estar? ¿A dónde te marchas?
- Es un sitio muy lejano, al cual espero que tardes mucho en venir.
- ¿No quieres estar conmigo?
- Claro que si, me encantaría pasar muchos momentos a tu lado, defenderte, abrazarte, aconsejarte en tu primer amor… Me encantaría hacer tantas cosas, pequeña… Pero a veces la vida tiene otros planes para nosotros, y aun que tenemos que ser fuerte, acabamos por perder, tarde o temprano, nadie gana al juego de la vida, a su juego.
- No entiendo muy bien lo que me dices, yo aún soy pequeña, pero te prometo que en cuanto me haga fuerte te voy ha ayudar, y podremos hacer todo lo que dices y más, muchísimo más.
- Claro que si… se que siempre estarás a mi lado, y yo al tuyo.

Un mes después la niña se viste de negro, tiene cinco años, y no sabe que pasa, todo a sucedido muy rápido, solo sabe que todo el mundo está llorando. Su madre grita desconsoladamente el nombre de su hermano, pero él no aparece ¿Por qué haces llorar mamá? ¿Dónde estás? Aparece de una vez… Te echo de menos…
La niña se encierra en el cuarto de su hermano, y se tumba en su cama, como hacia tantas otras veces que se quedaba sola… ¿Por qué se quedaba sola? Alguna vez escucho algo de un hospital, pero aun no entendía bien…
Hermano, aparece por favor, quiero un abrazo, no se por qué, pero estoy llorando, con muchas fuerzas, y es por ti…
La ventana está abierta y una fuerte brisa entra en la habitación, en una de las ráfagas entra un pequeño avión de papel, ella lo coge, con su diminuta mano, y lo abre, y puede leer, una frase, una sencilla frase, que hace que los llantos cesen y que la niña comprenda que tiene que ser fuerte, y lo será….

“Yo también te echo de menos, estoy bien. Deja de llorar y lucha por tu vida.”

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