Verano, estación del descanso. Se acaban las clases, llegan las vacaciones, llega el acostarse tarde, el dormirse entre risas amistosas y entre locuras de amigas. Llegan momentos de amor, momentos inolvidables, llenos de vida y de dolor, de risas y de llantos y sobretodo de esperanza. Esperanza por vivir algo mágico, esperanza por sentir lo nunca sentido antes, sensaciones, olores y tactos nuevos. Descubrir lugares nunca visitados y buscarles una historia, cualquiera, buena o mala, que después recordaremos con un gran cariño, que después nos reiremos de nuestros errores o logros.

Aprenderemos a vivir un poco más, creceremos y maduraremos, olvidándonos poco a poco de los momentos vividos, pero que, tarde o temprano, salen a flote, y lo único que puedes hacer, es recordar, y con ese recuerdo, reír o llorar, de una forma hermosa, siempre de una forma hermosa…
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