Estaba sentada sobre el columpio más alejado del parque que pudo encontrar. Se sentía frustrada.
Amaba la pintura y no era capaz de utilizar el pincel de una forma lógica, y necesitaba los cuadros hechos para pasado mañana. Si no los tenía, adiós a su trabajo.
Pero la frustración seguía con ella, y no era capaz de pensar ni de inventar algo. Nada era lo suficientemente bueno para presentarlo, nada le gustaba.
- Quizás lo que pasa es que pintas pensando en los demás en vez de en ti misma.
- ¿Perdón? – ante Ana se sentó un niño de unos ocho años aproximadamente. La piel blanca del niño contrarrestaba fuertemente con su cabello negro carbón.
- Digo – dijo el niño – que deberías pensar en ti y en lo que a ti te gusta, no en lo que puede gustar a la gente. Deberías expresarte como hacías cuando eras joven y pintabas aquellos maravillosos cuadros.
- ¿Y tu quién eres? ¿Cómo sabes todo eso?
- Que mas da quien yo sea o deje de ser, solo recuerda, lo importante es expresarte, pensar libremente, tener una menta llena de ideas y plasmarlas, en tu caso, con la pintura. Vete a tu casa, coge el pincel y llena esos lienzos de los colores más maravillosos que se te ocurran. Dibuja imágenes sin sentido que plasmen tu desdicha, tu gracia, tu alegría, tu odio, tu amor, tu honor… Dibuja lo que sientes. Pinta con explosión.
Ana no tenía palabras para todo aquello, ese pequeño niño le acaba de abrir la mente, tenía razón, iba a subir a su casa y llenar los lienzos con miles de explosivas de ideas, y ya tenía una, una maravillosa.
- Gracias pequeño, te debo una.
- De nada, yo estoy aquí para ayudarte, ahora márchate y pinta.
- Si.
Ana corrió hasta su casa, cogió un pincel, óleos y muchos lienzos. Y comenzó. Su mente era un estallido de ideas, una locura desenfrenada de colores y sentimientos e imágenes, que poco a poco, parecía que cobraban vida.
Lo pintó todo con tanto sentimiento que el corazón se le iba a salir del pecho. Estaba emocionada, hacia tiempo que no se liberaba de una forma tan radical. Y a la mierda si no gustaba, ella se sentía libre. Y eso, es lo único importante.
Aish, qué chulo el relato... ^^ Tengo ganas de pintar. =)
ResponderEliminarChao^^
PD: me molan los peces =D