viernes, 9 de julio de 2010

Drogas.


Se mira atentamente, ¿quién es él en realidad? ¿Qué hace en este mundo sin sentido? ¿Qué hace pisando el suelo? ¿Qué hace preguntándose sobre la vida? A veces quiere que todo sea más fácil. Quiere no tener las discusiones que tiene con su padre, que su madre no llore cada vez que entra borracho a casa, solo y medio en coma. Quiere buscar la explicación a su adicción por las drogas, esa manera tonta de irse del mundo, matándose lentamente. Esa manera de distorsionar la realidad, creer que estás en el gran paraíso, cuando en realidad no eres más que un trozo de mierda consumiéndose como una colilla. Pero te vuelves a levantar, pensando, “hoy va ha ser diferente” pero no, vuelves a caer en el vicio, en esa necesidad que tu mismo te creaste.
Se vuelve a mirar las venas, no sirven para nada más que para pincharlas, mas por ellas corre sangre, corre vida. Corre tu puta mierda de vida.
“¿Qué me ha pasado? ¿Por qué ya no quiero, ni intento, ser feliz? A si…” Piensa, “Todo fue por ella, porque ya no me quería, y yo, yo imbécil, la seguía amando. Ella es la culpable de mi mundo, de un mundo de mierda, lleno de dolor. Por ella me meto mierda en el cuerpo, por ella… Ahora la única compañía que tengo es la dulce arma blanca, convertida en polvo. Uhmmm, una ralla, ahhh, otra.” Y así, hasta caer otra vez rendido, sin poder moverte, muerto, pero vivo. Vivo porque aún respira, con dificultad, pero respira. Muerto porque ya no tiene una vida propia, porque ya nada le pertenece, y porque da asco y ella… ella ya no le quiere.

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